Mientras formamos parte de una sociedad, donde la mayoría de sus integrantes están dentro de una rueda de hámster silenciosa, estamos llenos de miedos no verbalizados. Nos faltan dedos de las manos para contarlos: A equivocarnos, a fracasar, a no gustar, a ser criticados, a no tener la atención, a no ser perfectos, a no ser especiales, a ser diferentes, a no ser los mejores, a perder, a la soledad, a no tener el control, a decepcionar, a los conflictos,… Nos sentimos inseguros, perdidos, vacíos o vulnerables pero lo escondemos. Aún así, soterramos toda esa emocionalidad tan profundamente como podemos y seguimos con nuestras vidas, fingiendo que tenemos una brújula bien calibrada. Pura ciencia ficción.
Entonces a veces bajan los tipos de interés
Para algunos es motivo de celebración. Gracias a préstamos, pueden satisfacer deseos… Un viaje, una moto, nuevos modelitos,… O se compran un chalet cuando lo que les gustaría tener si lo meditaran sería una casa en un árbol o una autocaravana con la que viajar eternamente por el mundo.
Vía libre para almacenar diferentes objetos materiales sin tener en cuenta que sólo tenemos un culo, dos manos y una vida. Bienes que no son útiles y despilfarro para generar un placer fugaz. Pero lo curioso es que, la mayoría de las veces, nuestro consumo ni siquiera atiende a los deseos reales.
En un futuro cercano, estas decisiones irracionales serán fuente de inestabilidad por medio de un divorcio, una enfermedad, un despido, una bancarrota,….
Para los recatados, es un fastidio porque la capacidad de acumular capital en modo hormiguita se reduce.

Gastar
Etimología
Otras veces suben los tipos de interés
El cinturón aprieta y la frustración se incrementa. Aún con ansiedad, busco nuevas artimañas para seguir actuando como venía haciéndolo y no restringir mi nivel de gastos.
El ahorrador está súper contento. Los números de su cuenta crecen más rápidamente y eso le hace sentir seguro. Pero no se da cuenta de que se priva de lo que elegiría si no tuviera miedo.
Interés
Etimología

Ahorrar
Etimología
Horro era la cantidad de dinero que debían pagar para dejar de ser esclavo o prisionero.
Luego varían los impuestos
Te gravan un impuesto cuando ganas dinero, cuando después lo gastas. También cuando lo ahorras y obtienes algún rendimiento. Y, por supuesto, cuando te mueres.
Si suben, te consuelas diciéndote que es para generar una sociedad más igualitaria; con unos servicios, una sanidad y una educación mejores pero empiezas a tener dudas de que se estén gestionando bien los fondos recaudados mientras cada vez te dan menos los números.
Respiras cuando por fin bajan o tratas de pagar lo mínimo gracias a alguna artimaña.
Impuesto
Etimología
Las reglas de un juego que no hace feliz a nadie
La rueda gira gracias a mantener ocultas las emociones de malestar que sentimos pero que siguen ahí. Luego para que funcione sin parar el mecanismo se requiere que se hable en ese idioma de desasosiego.
De esta manera, si sentimos pereza, buscamos lo que simplifique las tareas y que se obtenga en pocos pasos aunque sea mentira. Si desconfiamos con facilidad, requerimos de testimonios de otras personas, casos de éxito o discursos que prometen seguridad aunque no haya garantías de su veracidad. Si tenemos ansiedad, inconscientemente seguimos lo que apoya esa sensación de urgencia, de limitación o de escasez en el futuro aunque no sea real. Si requerimos de un sistema de recompensa para estar motivados, estamos donde nos incentiven y nos generen expectativas a futuro a cambio de nuestro movimiento, teniendo un precio en lugar de un valor.
En una rueda de hámster como solución al dolor
El miedo a no tener dinero genera que el día a día se convierta en una rutina de cobros y pagos. Así es necesario levantarse cada mañana a trabajar para pagar las facturas de deseos fruto de nuestros traumas.
Aunque no entiendas de economía, estas cifras que suben y bajan tratan de influir en nuestro comportamiento. Pretenden poner orden sin mucho éxito porque la solución efectiva no llegará hasta que no miremos dentro de cada uno de nosotros y nos atrevamos a observar lo que sentimos.
¿Recuerdas las primeras líneas de este post? Cada día apuestas por estar dentro de una rueda de hámster porque es la mejor manera de no sentir ese malestar emocional del que te escondes. Estar en movimiento o proyectarlo fuera culpando a otros es tu salida infructuosa.
Estar bien pagado no implica dejar de ser esclavo. De hecho, cuando logras conseguir muchos de esos deseos, después, tienes miedo de perderlos. Así, vivir se convierte en una batalla donde sentir duele. En lo profundo, es como ser un burro que sigue una zanahoria que su dueño lleva enganchada a una caña de pescar para que camine.
Mientras el dinero dirige tu vida, generas circunstancias desastrosas que justifican lo que ya sentías previamente. Aquí la rueda de hámster empieza a ser menos silenciosa. Así es más difícil eludir mirar donde te duele o a lo que te da miedo. Como sin querer, terminas en circunstancias por las que te preguntas: «¿Por qué a mí?»
Para salir de la rueda de hámster, el amor es la clave
Mientras corremos exhaustos, viviendo deprisa y atrapados en dinámicas que no nos sientan bien, nos olvidamos de que la felicidad no es un objetivo que lograr sino una intención que elegir a cada instante.
Dejas de correr sin un sentido lógico cuando no tienes un precio, y el poder del dinero no te asusta porque conoces tus sombras y tus miedos.
Estás fuera de la prisión cuando sabes lo que deseas desde los matices importantes. Sin especificar la forma exacta. Dando un espacio a la magia.

En la película de Will Smith, Collateral Beauty, resume los anhelos humanos en tres básicos: más Amor, más Tiempo y evitar la Muerte. El amor que buscamos está dentro de cada uno. La salud se conserva actuando con coherencia. Y con amor y salud, se tiene menos miedo a la muerte.
Una vida con sentido se basa en las personas y en conectar. Primero con uno y después con quienes estén conectadas consigo. Al final, no se pueden establecer relaciones de confianza si, en lo profundo, me siento mal por mis miedos, mis heridas y mis inseguridades, y hago como que no están.
Definitivamente, si me amo o no, influye directamente en si experimento un éxito con sentido y en el número de instantes de felicidad que acumulo. Así que sale a cuenta elegir espacios para ti y lo intangible.