Quizás, en algunos momentos, puede que hasta varias veces al día, te muerdes la lengua para no llamar «gilipollas» a tu superior. Te saca de quicio y te cuesta mantener la compostura. Aunque, hasta ahora, lo vas consiguiendo gracias a una voz que te dice que no es inteligente perder los nervios.
Gilipollas
Etimología
Etimológicamente esta palabra significa inocente o cándido, luego, en algún punto, todos somos gilipollas.

Insultar a un jefe puede ser considerado una falta grave en muchos lugares de trabajo y puede ser causa de despido, dependiendo de las políticas de la empresa y la gravedad del insulto. Esto es así para mantener un ambiente profesional y respetuoso, incluso en situaciones difíciles. Pero, en contra prestación, mientras negamos la espontaneidad y evitamos el conflicto, nos alejamos de la oportunidad de establecer relaciones sólidas en el equipo.
Respeto
Etimología

La palabra «gilipollas» es un término coloquial que, en la actualidad, se utiliza para referirse a alguien que se le considera tonto o estúpido. Sin embargo, existe una historia muy simpática de su posible procedencia que conviene conocer por si nos vemos en apuros por ser «excesivamente» naturales ante nuestro jefe.
Para entender el origen de la palabra «gilipollas», tenemos que viajar hasta finales del siglo XVI, cuando don Baltasar Gil Imón de la Mota era fiscal del Consejo de Hacienda. Según cuentan las historias de la época, él aprovechaba su puesto para llevar a sus dos hijas a todas las fiestas y eventos donde se reunía la alta sociedad de Madrid. Su objetivo era encontrarles un buen partido a cada una de ellas.
Pero había un problema: Fabiana y Feliciana no eran muy agraciadas y, además, tampoco destacaban por su inteligencia. Ambos detalles hacían que no tuvieran muchos pretendientes. Así que cada vez que don Gil aparecía en una fiesta con sus hijas, la gente empezaba a murmurar: «Ahí va de nuevo don Gil con sus pollas«, que era como se referían a las jóvenes en ese entonces.
Con el tiempo, la gente ingeniosa de la época empezó a asociar la torpeza con las hijas del fiscal, y así, cuando alguien parecía un poco despistado, se le llamaba «las pollas de don Gil Imón». Luego se acortó la expresión. Y se cree que, de ahí, nació la palabra «gilipollas» que usamos hoy. Era una palabra para hablar de poca experiencia. Así, puede que fueras torpe en algo pero, con práctica, podía ser solucionado.
Sancionar
Etimología
El despido es la sanción más grave que un empleador puede imponer al trabajador pero, antes de que nos pusiéramos tan serios con esto del castigar, sancionar sólo significaba confirmar si algo era cierto o si se le daba la aprobación. Pero, en algún momento, determinamos que confundirse era pecado y que se debía pagar por ello.
los inteligentes deliberan.
Lo más probable es que esta historia de las dos hermanas no sea cierta, pero si la compartes con tu jefe después de meter la pata, el momento de tensión seguramente torne a divertido. El ingenio de otros te librará de ser despedido, y el buen humor será una herramienta útil para acortar distancias entre compañeros y dirigiros hacia una relación de confianza, capaz de sostener momentos de falta de control.
Si, por lo que sea, ante la pérdida de juicio de alguno de los interlocutores (jefe o empleado), no encontráis la manera de volver a comunicaros con cordialidad, puedo aportar información nueva y valiosa que os facilite conectaros y tener un ambiente de trabajo juguetón y muy creativo para obtener soluciones exitosas.