En la dinámica general de esta sociedad capitalista, las jerarquías están normalizadas y, cuando algo cambia, aunque sea en lo sutil, se inicia el conflicto. Las expectativas son parte de la rutina diaria para hacer como que la incertidumbre no existe. Y juzgar es más fácil que observar qué inseguridad se me movió.
En este caldo de cultivo, por la falta de gestión emocional del cambio, crece lo que llamamos mobbing.
El mobbing y la violencia psicológica
¿Qué es el mobbing?
Este vocablo inglés significa en origen intimidación. Esta palabra implica que existe un desequilibrio de poder (real o percibido) y que hay una agresión que se repite muchas veces o tiene muchas probabilidades de hacerlo. Por estadísticas, en el acoso laboral, estos ataques no suelen ser físicos. Normalmente se refieren a criticar, inventarse historias, amenazar o impedir que se interactúe de manera normal. Las temáticas tienen que ver con el trabajo, el aspecto físico, las ideas, la vida personal,… Lo habitual es que los acontecimientos empiecen con actos de menos importancia y que la intensidad de la agresividad vaya creciendo.
La intención principal de la persona ejecutora es dañar la imagen e influir en la autoestima.
Al final, en mayor o menor medida, el grupo de empleados está al tanto de estas dinámicas. Por eso, la víctima suele tener resistencias a hablar de ello ya que implica convertirse en la oveja negra del equipo.
Hasta aquí, es una mera descripción. Pero por qué existe el mobbing.
¿Por qué sufrí mobbing?
El trabajador más creativo, espontáneo, empático y con más seguridad en sí mismo mueve las envidias y los miedos de los empleados con baja autoestima. Atacan porque sienten que llegó una amenaza. O se creen con derechos superiores a los de otros por su antigüedad.
Te ven diferente y les da miedo tu brillo. No son capaces de ver que no hay competición cuando uno muestra la belleza interna y la capacidad de liderazgo natural. No gestionan bien los cambios y esa inestabilidad les desequilibra emocionalmente.
Si quieres conocer más sobre las particularidades de lo que me pasó, lo puedes saber aquí.
¿Cuándo se incrementan los casos de mobbing?
En momentos de cambios o de crisis, con mucha inestabilidad y caos. Aquí la incertidumbre crece y la falta de respuestas desestabiliza emocionalmente a la plantilla.
Si lo eliges, el mobbing no causa daños psicológicos
No ser bienvenido en un puesto de trabajo no es una sensación agradable. Pero se puede vivir como una oportunidad de empoderamiento si sigues la estrategia que yo utilicé cuando sufrí acoso laboral.
Abre tu mente y activa tu sensibilidad
Por un momento, permítete dudar de lo que estás percibiendo. Abre tu mente, activa tu sensibilidad y sigue paso a paso lo que te voy a contar.
Paso 1. Qué había antes del mobbing.
Piensa en qué es lo que estaba pasando antes de que estos comportamientos empezaran. Algo dejó de ser normal para tu acosador. En mi caso, sus expectativas no se cumplieron y le descolocó. ¿Qué pasó distinto en tu escenario? ¿Qué cambió?
Paso 2. Baja a Tierra lo que piensas y sientes.
Párate a escribir lo que piensas de ti y cómo te sientes justo ahora. Sin filtros. Sólo lo vas a leer tú. Baja a tierra lo que hay en tu mente. Tómate tu tiempo y no pases al siguiente paso hasta que no lo hagas.
Paso 3. Imagina para crear impacto y contagiar.
Permítete probar mis métodos anti mobbing. Aquí es cuando necesito que dudes. Viene el paso más importante. No hace falta que me creas pero sí preciso que te permitas probar. Vamos a ello.
En tus líneas anteriores, está la clave. Imagina que lo que has escrito lo anotó un pequeñajo de 6 años. Si lo haces, supongo que te producirá una mezcla entre ternura y lástima.
Si lo tuvieras delante, ¿qué harías con ese niño? Me figuro que te darían ganas de abrazarlo y mimarlo.
Ahora viene la parte más delicada y a la que seguramente te resistas pero es aquí donde está la llave para salir del peliculón en el que estás. La próxima vez que cruces tu mirada con la persona que te acosa, independientemente de su reacción, observa en su lugar a ese niño de 6 años que piensa y siente lo que describiste. No hace falta que hagas nada más.
Tu forma de mirar cambiará y eso ya generará un gran impacto. Dejarás de ver con miedo, con desprecio o desde el juicio. Y tus ojos tornarán hacia el afecto y la delicadeza. Mantén esas ideas redactadas por ti en tu mente y todo tu cuerpo se relajará. Poco a poco tu tranquilidad irá generando un efecto contagio en tu compañero o compañera. Y lo mismo terminas dándole ese abrazo.
Tu acosador es un niño de 6 años que tiene miedo pero no sabe expresar que lo tiene.
Paso 4. El final feliz.
Después de mantener esta fórmula en el tiempo, que nada tiene que ver con poner la otra mejilla sino con mirar de manera diferente lo que está pasando, los miedos se evaporarán y ambos os sentiréis empoderados. No habrá nada que superar. No hay ningún signo de daño psicológico porque espantar fantasmas interiores (tuyos o de otros) produce una gran satisfacción.
Te garantizo que los temores volverán a aparecer de vez en cuando. Y es posible que se reproduzcan escenarios similares producto de los mecanismos de protección erróneos que hemos aprendido pero la solución es la misma: Atender a ese pequeñajo.
Aquí tienes el caso de un empleado con problemas con su jefe cuyo final fue el abrazo.
¿Qué motiva el mobbing?
En este sistema económico, en el que acostumbramos a no hablar de los miedos, con facilidad, cualquier cosa la convertimos en una guerra. En el caso del mobbing y cómo se suele gestionar, no es diferente. De manera generalizada, lo que se aconseja es conseguir pruebas y denunciar porque uno es el bueno y otro es el malo. No nos planteamos la opción de que sea una oportunidad para ambas partes para crecer en amor propio. Y tampoco miramos con profundidad para poner una solución certera y definitiva.
Soluciones certeras y definitivas al mobbing. Sin armas.
Se está demostrando que los planes de igualdad no están funcionado. De hecho, los datos de casos de acoso laboral crecen exponencialmente cada año. ¿Cuál es el problema? No se atiende a la raíz profunda del problema.
¿Qué motiva al acosador?
Ante los cambios, el acosador duda de su capacidad de hacer frente a los mismos y cuestiona su valor. Para reducir estos sentimientos de malestar, busca la manera de coger el poder de otra persona. Para ello, trata de menguar su autoestima. Así genera una jerarquía en la que se siente superior, controla al otro tratando de meterle miedo y, de esta manera, cree falsamente que vuelve a ser valioso. Su dolor se aligera y se siente mejor temporalmente. Después de un tiempo, necesitará incrementar la intensidad del daño que genera para poder acallar sus voces internas que le dicen que se miente, y así poder sentir de nuevo poder.
¿Qué elige la posible víctima?
Para que el mobbing tenga unos efectos catastróficos, tiene que haber dos partes. El acosador no tiene la capacidad de reducir la autoestima de nadie. Es la segunda persona implicada la que elige dudar de su valor a partir de comportamientos externos y contagiarse del miedo que trata de infundirle un otro. Sin esos titubeos, el acosador no lograría su objetivo y buscaría maneras alternativas de dar salida a su desazón. Una persona puede luchar pero si el otro no batallea ni se defiende, la escena está forzada a mutar a otra temática que no sea la guerra.
La solución definita al mobbing ha de incluir herramientas de empoderamiento y de mejora de la salud mental.
Efectos económicos del mobbing en la empresa
Si fomentas que como cultura de empresa no se hable de lo que está pasando en lo profundo, crece el absentismo laboral y los periodos de bajas. Empeora el clima laboral y se dificulta la retención del talento. En definitiva, se reduce la capacidad productiva de tu equipo.