Cuando estamos ante una bifurcación del camino, con varias posibilidades; o cuando pareciera que hay una inmensa niebla, sin ninguna visibilidad de por dónde seguir; o cuando estamos ante un laberinto infinito. En cualquiera de esos casos, hay reflexiones que te pueden dar pistas de cómo decidir. Ahí van 5 frases valiosas para tener claridad en momentos de incertidumbre.
Claridad
Etimología
que significa "claro, brillante, luminoso, evidente."

1.- La dirección es hacia donde me da vértigo.
En momentos en los que te sientes perdido o perdida, sin una noción clara de qué hacer, detente y pregúntate: «¿Qué te da vértigo?» La respuesta no ha de tener sentido desde la lógica del mundo. Sólo ha de tenerla para ti.
Vértigo
Etimología
Teniendo en cuenta la contestación, das un primer paso. Tienes miedo, pero es estimulante y te hace vibrar. Sube la adrenalina y te pone reguap@.
De pasito a pasito, siguiendo esta premisa, el destino viene a buscarte si se lo permites. Eligiendo a cada instante lo que te pone como una moto aparece la claridad mágicamente.
sin embargo, salieron bien.
Mi experiencia
Recuerdo cuando mi ex marido y yo decidimos comprar el local en el que él regentaba su cafetería. Implicaba meternos en una nueva hipoteca. Ya teníamos varias y, aunque, desde el corazón, sabía que era lo que deseaba hacer, estaba asustada. Aún con miedo, lo hicimos.
Firmamos el 18 de diciembre y el 22, con un único décimo, nos tocó un segundo premio de la lotería nacional. Cien mil euros sin ninguna retención. El préstamo pasó a ser el de un coche, que fue precisamente lo que había deseado previamente, Y respiré.

2.- Tengo lo que necesito en este preciso momento.
El miedo nos hace entrar en pensamientos de escasez y lo habitual es creer que no tenemos lo que necesitaríamos en este preciso momento. Se nos vienen a la cabeza muchas cosas que son mejorables o que serían más fáciles si fueran de otra forma.
Pero si te repitieras esta frase que te propongo, contrarrestando todas las demás que te estás diciendo, tu mente se abriría a nuevas opciones que no puede ver por tu verborrea.
No me creas. Prueba y recuérdate a menudo que tienes todo lo que necesitas en este preciso momento.
Y si te resistes a la idea, la historia de Félix Yáñez te puede inspirar. Seguramente te estés diciendo lo mismo que él se contaba antes de se hiciera la magia.

3.- Si sufro es porque me estoy negando a aprender.
Dolor
Etimología
que significa "ser golpeado".
El dolor es parte de la vida. Es la cruz de una moneda en la que la alegría está en el otro lado. Algo no sale como esperábamos, sentimos un pinchazo interno y, de alguna manera, se siente como un impacto.
Pero cuando sufrimos, es decir, cuando alargamos el dolor en el tiempo, implica, en lo profundo, que tenemos una creencia (un pensamiento que damos por cierto) que no estamos dispuestos a poner en duda. Nos quedamos anclados en el por qué a mí en lugar de ver más allá.
La mayoría de las veces procedemos de esta manera porque desechar esa idea implicaría no tener respuestas alternativas. Esto nos resta claridad y esa sensación de vacío de información nos da mucho vértigo. Ese tipo de vértigo del que te hablaba antes, que está guay pero que es un pelín incómodo.
Pero respira y atrévete a poner en cuarentena a lo que te aferras con ímpetu. Desapégate de lo que crees saber porque, de este modo, te abrirás a un mundo de posibilidades muy amorosas.

Plantéate la posibilidad de que lo que sientes está ahí porque tienes miedo a perder tu claridad. Si dejas de repetirte las frases que te dices ahora, no sabes qué hay después. Pero yo te puedo iluminar. Es nuevo pero te va a encantar y hace tiempo que lo deseabas. Tanto que puede que te hayas olvidado de que lo querías porque creíste que no existía.
Hay quien se cree tan inteligente que no cree que tenga que seguir aprendiendo. Eso es soberbia, prepotencia y vanidad; y está sostenida por el miedo.
Sufrir
Etimología

4.- Lo que deseo desde el corazón tiene 1001 sutilezas que definir y muchas formas inimaginables de solución
Nos marcamos un montón de objetivos pero cuando los alcanzamos, decimos que lloramos de alegría, pero la verdad es que hay algo que hace que no nos sintamos como nos habíamos imaginado. En ese estar enfocado en lograrlos, nos perdimos el vivir y el escucharnos.
Sin darnos cuenta, nos ponemos metas porque nos hacen sentir menos la incertidumbre y, cuando las logramos, nos hacen sentir pequeños instantes de satisfacción que, a veces, llamamos erróneamente felicidad. Con esta fórmula, reducimos la sensación de no control pero pagamos el precio de que no estar en el presente.
Caminar por la existencia sin un rumbo marcado nos aterroriza. Eludimos la sensación de sentirnos perdidos. Nos cuesta aceptar que la vida es improvisación y elección instante a instante. Se nos hace bola. Por eso, tratamos de predecir pero la realidad es que no existen las bolas de cristal.
Nos olvidamos de cómo era eso de hacer sin una intención definida. Sin tener una dirección previamente marcada. Las hojas en blanco no nos gustan.
El cerebro busca una contraprestación. Hacer para algo. Hacer a cambio de nada es un concepto que no lo admite. Divagar sin juzgar, sin controlar, sin objetivo, sin utilidad,… Esa forma de actuar nos hace corto circuito. Nos parece un sin sentido.
Pero eso era lo que hacías de niño y son los pilares de la magia. Sigues un impulso sin lógica y, de pronto, genera un efecto secundario inesperado y que, muchas veces, ni siquiera entiendes pero el resultado da respuesta a cada uno de los detalles que deseaste con corazón. Y lo lograste de una manera que ni imaginaste.
Sólo da el primer paso.

De bebé, sabías lo que te hacía realmente valioso. Lo eras sólo por el hecho de existir. Y, desde la mayor de las vulnerabilidades, sin etiquetas y mostrando tus emociones, pedías lo que precisabas con los medios que tenías.
Dicho esto, no eres más por lo que tienes ni por tu estatus ni por los títulos ni por los premios que recibas. Tu poder tampoco tiene que ver con sentirte superior a otro ni con marcar autoridad y, mucho menos, se requiere estar enfadado para que te respeten. Y creerse en una batalla y atacar no te dará alas. De hecho, si necesitas sentirte más que otro estás dudando de tu valor.
Menos aún tiene que ver con unas notas ni con la capacidad de sociabilizar ni se te tiene que dar todo bien. No vales más porque lo hagas mejor.
Dejando este tema claro, entrega valor y transmite verdad. Sobre todo a ti. ¿Qué quiero decir? Llena tu vida de ternura, coherencia y honestidad.
¿Qué implica? Se puede llorar y estar empoderado. Puedes mostrarte vulnerable y seguir siendo fuerte. Te puedes sentir dolido, y ser amable con el otro y contigo. No olvidar no es un error. Perdonar es de sabios. Se puede echar de menos y mantenerse fiel a uno. Rendirse no es de cobardes. Hacerlo mal no te convierte en malo. Admitir que no sabes lo que te conviene no te baja de ningún pedestal. Sentirte perdido y verbalizarlo no te hace menos héroe/ína.
En este nuevo camino que empiezas, con frecuencia, sobre todo al principio, vas a sentir una aparente falta de claridad y, a menudo, decidirás sobre la marcha. Pero por muy desastrosas que se pongan las circunstancias externas, tu valor no depende de lo que pase. Sólo estás eligiendo un concepto de empoderamiento, asociado a la libertad, al tiempo libre y a la salud física y emocional.
En el pasado, es probable que llamaras empoderamiento a ponerse un disfraz de energía yang con la que protegerse. Mientras, sin darnos cuenta, terminamos creando una vida de mentira porque nos desconectamos y dejamos de escucharnos.
En el fondo, a menudo, confundimos tener poder con querer controlarlo todo. Pero, en lo sutil, nos condena a sentir peligro constantemente, a dejar de razonar y a decidir sin coherencia.