2 errores frecuentes al establecer la cultura de empresa que perjudican seriamente su funcionamiento

Cada vez que visito una empresa, lo habitual es que se sientan orgullosos de los parámetros que definen su cultura de empresa. Los valores por la que se rigen acostumbran a estar desarrollados ampliamente en su página web a la vista de todo el mundo.  

Esta constancia escrita es superficial y no genera ningún interés en mí porque existen dos fuentes de problemas e insatisfacción que están normalizadas y que reducen el nivel de compromiso y el sentido de pertenencia de los trabajadores.  ¿Tienes una empresa? Te cuento.

1.- La empresa como un ser vivo

En ese considerar a la compañía como si fuera un organismo vivo, que nace, crece, y crece, y crece,… y sigue creciendo. ¿Qué crees que viene después en el desarrollo de cualquier ser? Un final. Por muy grande que sea lo que hayas creado. Después de esa aparente gloria, viene la desaparición. No hay forma de ponerle otro final. Y da igual en qué sector estés. Ya le pasó a Polaroid, a Nokia, a Blockbuster, a Yahoo, a Pegaso,… La cuenta es interminable. Con esa filosofía, en algún momento, llega la agonía y el cierre. El Grupo Stellantis es un ejemplo actual de esta angustia gracias a su motor Puretech.

Algunos tratan de impedirlo cambiando la imagen de las marcas. Empresas como Nike o Neflix han utilizado el rebranding para revitalizar a ese ser vivo. Ahora también lo han hecho Alsa y Cepsa. Y es cierto que puede alargar un poco la vida pero el desenlace terminará siendo el mismo. Aunque se trate de cambiar la percepción que los demás tienen de la compañía, lo verdaderamente valioso que la hará sobrevivir no es la apariencia. 

En este afán de darle a la organización una identidad propia y un propósito, se comete un error garrafal. Termina siendo un ente más importante que las personas que lo componen. Y, mientras crece, no se presta suficiente atención a lo que acontece en las profundidades. En muchas ocasiones, se hace lícito sacar la peor versión de los integrantes de la empresa en pro de la supervivencia de la empresa. 

La cultura de empresa no puede ser el mecanismo que garantice que la empresa se convierta en un ente más importante que las personas que la forman.

Así la reflexión que guía es: «En lo sutil, todo está permitido para garantizar que la entidad que genera el salario que me permite pagar las facturas se adapte a las circunstancias nuevas del mercado«. 

Inconscientemente, a nuestro cerebro le relaja saber hacia dónde vamos. Te dices: «Voy hacia crecer un poco más.» Pero, aún así, decides desde la intranquilidad porque una parte de ti sabe lo que pasará tarde o temprano. Y se pierde el foco de lo que es fundamental en una adecuada toma de decisiones

En una cultura de empresa equilibrada, la coherencia debe primar sobre la necesidad de controlar la incertidumbre

Sin coherencia no existe una cultura de empresa. Precisamente esas otras elecciones que no se toman son las que generarían el verdadero bienestar emocional del equipo y harían llegar a la empresa hasta el infinito y más allá. Sin que implique necesariamente estar hablando de crecimiento en los números. Parece toda una contradicción.  

Fijarte sólo en los números es jugar a la vanidad en lo evidente. Y, en lo profundo, implicará alejarte del proyecto que construirías si te pararas a reflexionar

Como directivo, es fácil que te animes a incluir en el equipo a expertos en expansiones que te prometen grandes logros. Lo que no suelen especificar es el precio que pagarás a futuro en lo intangible.

Definitivamente, cuando la empresa es un organismo diferente a las personas que lo componen, se tiene certeza en cuál será el final porque es lo natural. En algún momento, las ilusiones de prosperidad se desharán, y tu sueño se desvanecerá o será irreconocible

2.- La empresa como una gran familia con reglas mafiosas

Cuando un colectivo se une con una finalidad común, es habitual establecer normas. Los inconvenientes graves llegan cuando los miedos a los errores toman el control en las decisiones y los problemas se vuelven complejos innecesariamente como efecto secundario de no tener relaciones de confianza entre los miembros que la componen y de no poder mostrar la vulnerabilidad. En ese momento, la regulación exhaustiva y la estructura jerárquica se convierten en la verdadera cultura de la empresa

Una cultura de empresa en la que no se establezcan relaciones de confianza hará números pero no creará valor lo que generará insatisfacción.

De este modo, existe una autoridad máxima a la que obedecer y a quien serle lealSi no estás en el grupo de poder, tu opinión es probable que no sea importante. Sin embargo, formar parte del proyecto debe sentirse como un honor. Si no es el caso, serás expulsado de malas maneras de esa «gran familia».  

Dado que la influencia de tus dones no parece beneficiosa, aprendes a callar y, ante los enigmas del mercado, te acostumbras a que otros los resuelvan. De esta manera, el empoderamiento del equipo se anestesia.

Mafia

Etimología
Es incierta y se plantean
múltiples opciones.
Del adjetivo siciliano mafiusu ("arrogante, audaz o temible") o de la expresión toscana maffia, que significaba "miseria" o "desorden".
Del árabe mahya
("Bravuconería, chulería") o
de mu'afah ("protección de los débiles, indulgencia").
Podría ser un acrónimo de la frase en italiano "Mazzini autoriza a cometer robos, incendios y asesinatos."
También se habla de las tribus beduinas y quería decir "vano, vacío"

Comienza haciendo lo que es necesario, luego haz lo que es posible, y de repente estarás haciendo lo imposible.

Inspirador de lo utópico

La cultura de empresa se forma a partir de ideas que no se ven pero que tienen un alto poder de creación de realidad. Lo intangible y sin aparente consistencia tiene mucha influencia en la toma de decisiones de cada uno de los miembros de una organización y hacer como que no pasa no impide que produzca un impacto no deseado.   

Estos dos errores comunes, que no son excluyentes, pueden generar que, como alto cargo directivo, termines preso de tus circunstancias o como perdido. En definitiva, en un concepto de éxito muy alejado al que tenías en mente en los inicios. Estoy a tu disposición para que te reencuentres con el camino que dejaste atrás. El primer paso necesario es dar marcha atrás para ver qué te hizo dejar de confiar en tu manera.  Después surgirá naturalmente la cultura de empresa.  Y, de repente, te verás creando lo que ni siquiera habías imaginado. 

de camino al éxito a mi manera
Economía para Bruj@s
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