Las causas del estrés mientras lideramos nuestra vida
A nuestros antepasados, era la presencia de algún animal violento, como un león, lo que les hacía entrar en estrés. Desde luego, las amenazas solían poner en riesgo su vida y eran temas serios.
En la actualidad, sin este tipo de agentes inquietantes, las causas de estrés tienen más que ver con la no gestión adecuada de la incertidumbre. Lo nuevo, lo impredecible y la sensación de no control son los factores que nos traen de cabeza, y nos generan tensión máxima.
A esas razones, hay que sumar la única que, de verdad, tiene que ver con nuestra naturaleza y la que pervive a todos los tiempos. Nos tensa el hecho de que estemos en peligro de morir.
Estrés
Etimología
que significa "apretar, comprimir, tensar"
Los síntomas del estrés en el cuerpo: Señales previas y consecuencias.
Ante un peligro, el miedo acelera nuestro corazón, ralentiza el riego de los órganos no esenciales, los pulmones procesan aire más rápido para llevar más energía al organismo, y los músculos se preparan para reaccionar y garantizar la supervivencia.
Antes de que sintamos los efectos graves del estrés, hay dos señales previas que anuncian que no nos estamos tomando bien lo que estamos viviendo.
La primera tiene que ver con que empezamos a tener digestiones difíciles. Algo no va bien en nuestro estómago.
El segundo aviso de que deberíamos cambiar nuestra forma de vivir la vida es que el cuerpo nos pide que se active el sistema de recompensa aunque no nos siente bien las decisiones tomadas desde ahí. Éste es el paso previo a las adicciones.
Cuando siente una incomodidad, busca cómo recibir un premio para calmar temporalmente su tensión ante un futuro incierto o un vacío de información. Así los malos hábitos que dañan nuestro cuerpo y nuestra economía se instalan.
El estrés genera dos neurotransmisores en el cuerpo: el cortisol y la testosterona. Si el hipocampo lo recibe como una alerta roja, cede el control a la amígdala, que es el centro del miedo en el cerebro. Entonces ella ordena disminuir el funcionamiento del hipocampo, de modo que dejamos de aprender, de fijar recuerdos y de eliminar el estrés. En definitiva, dejamos de razonar. El córtex prefrontal disminuye su actividad, y no podemos concentrarnos ni reflexionar ni ser objetivos. Todo lo vemos mucho más amenazante de lo que es. Y, por efecto secundario, tenemos serias dificultades en la interacción social y en la toma de decisiones. En estos casos, aquí te cuento unos truquitos para recobrar la cordura.
Consecuencias serias del estrés en el cuerpo.
Estos neurotransmisores, mantenidos en el tiempo en nuestro cuerpo, generan consecuencias serias. Por ejemplo, vuelve locas a las células que pueden acabar convirtiéndose en cancerígenas para sobrevivir. Como se creen invencibles, crecen sin parar y se alimentan de forma poco eficiente, despilfarrando y sin colaborar con el resto del organismo.
También son el principal motivo por el que nuestro cerebro se hace viejo más rápidamente. Y son el factor predominante en los problemas cardiovasculares.
Reto
Etimología
compuesto por el prefijo re- (repetición) y el verbo putāre que significa "calcular, considerar o contar"
¿Liderar es una tarea altamente estresante?
En un mundo complejo, en el que nunca se conocen suficientes variables para decidir con seguridad, se opta por dar por hecho el estrés y buscar maneras para manejarlo.
Te ocupas de tomar decisiones estratégicas y de alto impacto, diseñas estrategias que aporten valor a todos los grupos interesados, enfrentas situaciones cambiantes, optimizas procesos y tratas de mantener el equilibrio en medio de un entorno competitivo y en constante evolución.
Buscas dejar huella pero, en muchas ocasiones, un exceso de responsabilidades puede terminar marcándote física y psíquicamente.
Dicen que un cerebro sin nada de estrés no es una vida feliz porque sin retos nos sentimos perdidos. Pero sobreestimamos la alegría que creemos que nos producirá conseguir un objetivo. Y a mayor nivel de cortisol en nuestro cuerpo, mayor es el nivel de malestar interno.
Aunque no se resuelvan,
el mero hecho de abordar la situación
reduce drásticamente el estrés.
¿Por qué estoy estresad@? Descubre la raíz profunda del estrés.
Si entendemos que un líder es el responsable del personal, del buen funcionamiento de la organización, de alcanzar los resultados esperados, de garantizar la rentabilidad a los accionistas y de gestionar las dificultades que aparezcan, bajo estas premisas, liderar es estrés. Desde esta óptica, es imposible que el éxito esté asociado a mayor libertad. Son tantos los parámetros que tratas de controlar que terminas normalizando vivir tensionado.
Estas sobrecargado o sobrecargada de tareas y obligaciones. Con tu agenda llena de compromisos, tu vida es correr y apagar fuegos. Te falta tiempo para todo lo que tienes que hacer. Y te has convencido de que no tienes otra elección.
Los gritos, los insultos, los comentarios despectivos, las comparaciones, las críticas, las faltas de escucha, los consejos no pedidos, las opiniones destructivas o las promesas no cumplidas son parte de tu normalidad.
En tu día a día, son muchos los escenarios que interpretas como faltas de respeto. Las reacciones de otras personas no cumplen con tus expectativas de conducta cordial y hasta tienen la capacidad de ocasionarte dolor.
Recibir información negativa o alarmante, sentirse abrumado por las responsabilidades, la falta de control sobre las situaciones o presionarse a mantener una imagen perfecta son fuentes habituales de tu estrés.
El estrés nace en compañia de otras personas.
O puede que estés en una situación en la que te sientes atrapado o atrapada. No sabes cómo poner límites o hacerle frente.
¿Algo de esto te suena? Aunque no lo admitas, lo que estás viviendo te fuerza a sacar algo de dentro de ti que no es evidente. Estás obligado u obligada a estar fuera de tu zona de confort y te sientes frágil. A tu cerebro no le gustan estas sensaciones ni la falta de respuestas, y se tensa.
La puerta de salida: Stop estrés
En la apariencia, son las circunstancias externas las que nos generan sintomatología de estrés y, en la mayoría de las ocasiones, esos escenarios tienen que ver con relaciones interpersonales: la organización de una boda o de una mudanza, un divorcio, el nacimiento de un hijo, conflictos laborales, dificultades para pagar las facturas, una enfermedad,… Si observas, el estrés acostumbra a nacer acompañado de otras personas.
En cualquiera de los casos anteriores, creer que un otro tiene la capacidad de influir en mi estado emocional, o de atacarme con la palabra, o de robarme la energía o algo que me pertenece,… O cualquier pensamiento similar es estar alucinando.
Por otra parte, forzar el cambio de comportamiento en un otro, tener reacciones sumisas o alejarse de esa persona que me desestabiliza para evitar escenarios de conflicto, pueden parecer soluciones fáciles, pero ninguna de ellas es la opción que lleva a reducir el estrés. Al contrario, empeoran la gestión de la sensibilidad y de la empatía. Y, con ellas, se reduce la autoestima mientras jugamos a ser fuertes.
En un liderazgo acostumbrado a competir, a no admitir la vulnerabilidad y en el que subyace una falta de empoderamiento normalizada, resulta complicado abrirse a la idea de que el estrés es la muestra de que no se percibe bien la realidad cuando interactuamos con otra persona.
El estrés muestra que no percibimos bien la realidad cuando interactuamos con otra persona.
Ataque
Etimología
que significa "pegar"
Cuando sentimos incertidumbre, el cerebro busca de manera desesperada respuestas para tener sensación de control, pero lo que encuentra no siempre es sinónimo de la verdad. Simplemente ha llenado un espacio vacío, muchas veces, gracias a información del pasado, y, una vez ocupado, le cuesta ponerse a dudar del grado de confiabilidad o de su contemporaneidad.
Si, en algún momento, disponemos de información realmente valiosa, pionera u oportuna, confiar vehemente en uno a pesar de la rareza de la conclusión alcanzada puede fomentar que más personas accedan a un tesoro práctico y que se reduzca el nivel de estrés general casi siempre normalizado.
Dicho esto, te presento 6 técnicas de comunicación que favorecen tu bienestar emocional y el de las personas que te rodean en momentos en los que se instaura la incomodidad en los escenarios que vivimos.
6 Técnicas de comunicación para reducir el estrés y la toxicidad emocional en las relaciones. Aprendiendo a relacionarnos con profundidad y confianza.
Para servir de faro de otros que desean estar seguros de tener razón y dejar de dudar de ti, en lugar de interpretar las actuaciones de otras personas como una invasión de tu espacio personal o incluso como faltas de respeto, sírvete de estas 6 técnicas de comunicación para sostener sus miedos, lograr que más personas compartan tu certeza cuando la tengas o para alcanzarla gracias a la interactuación con los demás.
1. Haz un sándwich
Dar mensajes incómodos no es fácil. Para que la otra persona no los tome como un ataque, conviene decir algo bonito primero, lo negativo en medio y poner una idea positiva al final.
Y una recomendación general es que si aquello que vas a decir no se puede solucionar en los siguientes cinco segundos, o te ahorras comentarlo o primero pides permiso antes de expresarlo porque no hay necesidad de dar una opinión que nadie te ha pedido y que, muchas veces, tiene más que ver con tus necesidades que con las del otro.
Por ejemplo, aporta poco comentar que alguien ha engordado. Pero sí puede ser práctico hablar de lo bien que te sientan unas clases de yoga a las que esa persona que te importa se puede apuntar casi de manera instantánea si lo desea.
2. Mira la película y saca la moraleja
Mira la situación que te inquieta desde fuera. Como si estuvieras viendo una película. Después, respira y agradece que cuantos más argumentos te están dando para que cambies de opinión, más certeza tienes en tu postura.
Si te metes en la película, haz como si supieras algo que crees no saber. De esta manera, cambiarás tu forma de comportarte y obtendrás resultados diferentes en la interactuación. Después, cambiarás la percepción de ti mismo.
Por ejemplo, estoy ante un experto en cualquier materia. Se supone que no sé pero puedo utilizar mi sentido común y sacar conclusiones desde ahí. Si lo pones en práctica, observarás que, en muchas ocasiones, el creerse experto en algo lleva a dejar de saber sobre lo evidente. Y a mayor acceso a la sabiduría interna, mayor es el empoderamiento.
3. Repite como un disco rayado
Cuando traten de hacerte el lío con ideas que no tienen nada que ver contigo, sin entrar en justificar, repite una y otra vez tu postura. No hables del por qué, agradece la propuesta alternativa e insiste en que no puedes o que no compartes la opinión. Empezar a dar razones que no te han pedido implica dudar de ti y perder tu centro.
Si le estás dando vueltas sin parar a algo de lo que te han dicho, apaga la centrifugadora y hazte una única pregunta: ¿Qué te molesta exactamente de lo que estás escuchando?
Si otra persona consigue hacerte dudar o sacarte de tu paz, puede ser fuente de un aprendizaje preciado para ti. Seguramente tiene información útil que te abra nuevas puertas si dejas de protegerte o de batallear.
¿Qué esconde el estrés?
Algunas personas tienen la capacidad de tocarte tus heridas pretéritas y activar tus miedos, y sientes incomodidad. Sin embargo, con quienes tus mecanismos de protección funcionan, sientes tranquilidad.
La respuesta siempre es la misma: Entró en miedo. Su reacción no tiene nada que ver contigo. Al acercarse a ti, se le pulsó un botón invisible que le hizo temer.
Es sencillo. Damos credibilidad a sus palabras. Creemos que algo de lo que dijo es cierto. Puede que refleje cómo nos hablamos a nosotros mismos y escucharlo en alto no nos gusta. O esperábamos un comportamiento distinto en esa persona que creíamos necesitar.
Cuando no aceptamos algo de nosotros mismos, proyectamos en otras personas ese rechazo. Lo que detestamos en ellos está en nosotros y la otra persona nos lo muestra si lo permitimos. Puede que incluso sintamos resentimiento hacia alguien pero si lo meditamos, es a nosotros mismos a quien no nos perdonamos por algo.
Bueno o malo son conceptos que aprendemos y que ocultan una realidad más profunda que es conveniente descubrir.
4. Mantén la niebla
Cuando tengas certeza pero las personas con las que hablas no están abiertas a otros pensamientos, mantente en silencio pero no cambies tu opinión o tu decisión. Confía en ti. En algún momento, puede que elijan salir de la niebla e intuitivamente tendrán la opción de acudir a ti.
5. Mata a la serpiente
En la cultura china, cuando alguien te intenta desestabilizar, en lugar de enfadarse o iniciar una batalla verbal, se es amable con esa persona. Esta reacción acostumbra a dejar sin argumentos a quien ataca con lo que se recupera la paz ambiental.
6. Reparto de la tarta
Analiza los hechos de la manera más objetiva posible. Después imagina que tienes delante una tarta. El 100% simboliza el total de la tarta. A partir de ahí, establece porciones de responsabilidad de lo que está pasando que repartirás entre todos los implicados. De esta manera, observarás de manera objetiva en qué grado has de asumir las consecuencias de los hechos acontecidos según tus propias decisiones. Sin apropiarte de la responsabilidad de otros.
Hemos llegado al final de la descripción de 6 sencillas técnicas de comunicación que facilitan interactuar sin que nos siente mal o nos estrese. Estos trucos ayudan a respetar lo que deseamos conseguir sin que suponga entrar en lucha con los demás.
Además estas fórmulas suelen favorecer que se espanten fantasmas internos y, de esta manera, la amígdala reduce su actividad, el hipocampo retoma el mando y el prefrontal izquierdo se pone un funcionamiento. Entonces volvemos a reflexionar correctamente y a decidir bien.