¿No te ha pasado que estás viendo una película de espías y te gustaría ser uno de ellos?
Visto desde la pantalla, a una parte interna de nosotros, le encantan sus aventuras, los misterios y las sorpresas que viven; y le apetecería participar.
Cuando elegimos qué hacer con nuestra vida, previamente algo nos motiva a decidir de una manera y no de otra. ¿Qué les mueve a los espías?
Misterio
Etimología
Según el contra espionaje, existen cuatro razones para actuar y se utilizan para reclutar nuevos agentes. Fueron esenciales especialmente valiosos durante la Guerra Fría. En su jerga, se le conoce como la técnica MICE (Money, Ideology, Coercion, Ego/Excitement). Y se compone de cuatro fuentes de motivación.
Las 4 razones para actuar de los espías.
No hace falta pensar mucho para llegar a esta fuente de motivación. Si partimos de que la mayor parte de las cosas se compran con dinero, se puede percibir que es un bien necesario para conseguir lo que uno desea.
Para lo básico, esta afirmación es cierta pero mucho de lo que anhelamos no se adquiere con este mecanismo. De hecho, la abundancia se obtiene de otras maneras como, por ejemplo, teniendo tiempo libre. Sin embargo, esa ilusión nos hace vivir en una rueda de hámster silenciosa. Actuando como sea la manera precisa para obtenerlo.
2.- La ideología
Se puede influir en alguien gracias a un conjunto de pensamientos que dan sentido a su manera de decidir y que le hacen partícipe de algo más grande. Aunque parece una razón para actuar muy inspiradora, el inconveniente aparece cuando uno no duda de lo que cree y no lo pone a prueba de vez en cuando.
Desde esta base de motivación, nacen los comportamientos dictatoriales y, por la necesidad de pertenencia, se obedecen órdenes de discutible moralidad.
He aquí el caso de Katherine Gun, quien se convirtió en una espía sin quererlo e hizo historia por ser fiel a sí misma y coherente con sus decisiones. A pesar de sus circunstancias.
3.- La coacción o el chantaje
Implica el uso de la fuerza o de amenazas para obligar a alguien a realizar una acción o dejar de hacer algo en contra de su voluntad. De fondo, la razón para actuar es el miedo a que pase una coyuntura que no deseas que pase. Y la razón para actuar de quien realiza la coacción o el chantaje es el control.
En ocasiones, esta fuente de motivación se presenta de manera muy sutil. La intimidación se convierte en una técnica de venta tolerada. Muchas veces es una manipulación emocional o financiera. Y es muy frecuente cuando se está en grupo. El deseo de demostrar superioridad (de ser el mejor) o de no quedarse atrás fomenta comportamientos que en otro contexto, sin esa presión social, no se realizarían.
4.- El ego o la excitación
Entendido como el deseo de sentirse especial, apreciado o reconocido. Este mecanismo funciona cuando, previamente, el que ha de ser condicionado, duda de su valor y precisa de alguien externo que se lo recuerde. Luego antes tiene que haber una falta de empoderamiento en la persona a la que se va a influir.
La excitación, particularmente la sexual, libera testosterona y estrógenos. Este impulsor al movimiento a base de hormonas activa el sistema de recompensa del cerebro, que libera a su vez dopamina, generando sensaciones placenteras momentáneas, y que son una razón suficiente para mantener o repetir el comportamiento previo.

Si recapitulamos, para terminar siendo un súper espía:
– Se ha de tener una idea equivocada del valor del dinero.
– Existen amenazas sobre algo que te importa.
– Se busca placer inmediato a pesar de las consecuencias.
– Tu valor depende de factores externos luego ha de faltarte poder personal.
– O tienes unas ideas muy potentes que te empujen a pensar que así eres honesto contigo.
Salvo la última razón para actuar, estas motivaciones reducen el romanticismo de la imagen que tenemos de esos súper héroes que todos tenemos en la cabeza.

6 principios a seguir para decidir como un súper espía
Con el tiempo, este método evolucionó hacia el método RASCLS, que incluye 6 principios para identificar, evaluar y reclutar. Así, para ser espía, se ha de actuar movido por estos parámetros:
- Reciprocidad: Se actúa si se obtiene algo a cambio.
- Autoridad: Se da por hecho que alguien o algo está en lo cierto y no se discuten sus órdenes.
- Escasez: Se cree que algo está limitado o es difícil de obtener, y se actúa en consecuencia.
- Compromiso y consistencia: Se tiene una idea que se mantiene en el tiempo y que se trata de demostrar por todos los medios.
- Agradar o gustar: Implica actuar con la expectativa de crear una buena imagen.
- Prueba social: Supone decidir en base al criterio o las recomendaciones de otras personas.
Según lo anterior, los espías se mueven si ganan, si obedecen, si van a perder, para tener la razón, para cumplir las expectativas o según las opiniones de otros.
Y, de nuevo, me dejan mal sabor de boca las motivaciones fundamentales de estas personas que se suponían que me inspiraban al principio y que resultan tan fundamentales en la buena marcha de muchos Estados.
Lo peor de todo es que estas razones para actuar se han extrapolado a la mayoría de los individuos influyentes de las poblaciones. En la actualidad, son herramientas de persuasión muy utilizadas en cualquier ámbito de los negocios, especialmente en marketing. Hasta tal puno que está normalizado en el liderazgo comportarnos como los espías. Con información ultra secreta a esconder, con conocimientos reservados y con misterios a desvelar.
Hasta tal punto hemos llegado que, en muchas ocasiones, dicha información hiper valiosa incluso nos la ocultamos a nosotros mismos. Y mientras, en muchos casos, nos convertimos en una víctima de este tipo de éxito.

Aunque ahora puede que no te acuerdes, existe otra manera de tomar acción. Tu manera. Y las razones para actuar no coinciden con la mayoría de las que acabamos de mencionar. ¿Quieres saber cómo?