En lo sutil, en muchos casos, en esta economía, tener éxito implica adueñarse de lo que le pertenece o daña a otro. Desde esta premisa poco racional, actuar de manera diferente y más cuerda parece excéntrico o incluso místico. En realidad, resulta hasta heroico porque, en un mundo de mentira, la valentía real escasea.
En la cima, el poder no corrompe pero sí amplifica los efectos secundarios de las inseguridades. También lo que se trata de esconder o negar. De hecho, a mayor falta de autoestima, más inmoral es el uso que se hace del poder.
El poder no corrompe pero amplifica los efectos secundarios de las inseguridades y de las heridas del pasado.
Veamos varias consecuencias de un éxito mal entendido.
Por tus objetivos, te sacrificas y lo llamas compromiso. Por seguir un propósito, te conviertes en un guerrero con unas metas que dan sentido a tu vida. En el camino, pones a prueba tu aguante y no te das cuenta de que te resistes al cambio necesario que las circunstancias tratan de invitarte a hacer para poder alcanzar tu verdadero concepto de éxito. Y a tu comportamiento lo llamas resiliencia.
Te pones al límite una y otra vez para probar tus capacidades. Haces más y más de manera cada vez más productiva. Y tomas riesgos controlados para demostrarte que los puedo manejar. Así te parece que estás preparado para lo inesperado. Con esta dinámica de vida, lo novedoso se convierte rápidamente en aburrido. Con adicción a la adrenalina y siempre queriendo más. Desde un modo inconformista en el que nada es suficiente.
Mientras tu interior está en ebullición y el éxito te consume, no te das cuenta de que no necesitas ser más de lo que eres. Ni más listo ni más guapo ni más rico. Ya eres lo que precisas ser para tener lo que deseas de verdad. Pero sí has de permitir ser todo lo que eres, sin máscaras, y dejar que se acerque lo que buscas como un desesperado.
Grandes CEOs y fundadores de empresas de éxito han admitido el pánico que les da no decidir bien y hacer que su empresa quiebre. Estos directivos no se sienten a salvo aunque su patrimonio sume varios billones de dólares.
En su afán de ser cada vez más productivos y más competitivos, se obsesionan con su trabajo y dejan de dormir bien. Siempre preocupados por tratar de anticiparse a lo que podría salir mal.
Desde esta tensión, es inevitable transmitir esa misma presión al resto de miembros del equipo y termina por normalizarse el estrés. Hasta que se empieza a somatizar porque permanecer en alerta como mecanismo para garantizar la constante innovación es un mata neuronas.
¿Qué nivel de eficacia se obtiene cuando pasas varios días sin dormir? ¿Y qué tipo de éxito es no permitirse descansar y no hacer nada más que controlar los número de una empresa?
Lo curioso es que este tipo de liderazgo dificulta las relaciones de confianza, y reduce el nivel de compromiso y motivación de los trabajadores en el proyecto empresarial. Lo que provoca que la empresa se aproxime peligrosamente a la realidad que se trata de evitar.
Buscando obtener siempre un "Sí" para triunfar
En el camino al éxito, se suele hacer la afirmación de que quien triunfa es quien tiene el control. Desde esta conclusión, se toma acción forzando que el mayor número de semillas plantadas germinen. La posibilidad de dejar al azar los resultados no se concibe y no hay posibilidad de que se encarguen otros. Todo requiere de supervisión. Cuando no se concreta, se percibe como una pérdida de tiempo. Y entre esperar o actuar, siempre se opta por lo segundo. En un punto, el afán de resultados nubla el juicio.
Querer llevar la razón reduce la visión. De hecho, lo que libera y da soluciones certeras es ampliar las perspectivas. Ser inconformista con el presente fomenta no prestar atención a los detalles valiosos que tiene para aprender algo nuevo.
Dar un Sí a quien se cree un Goliat por miedo a las repercusiones o a cambio de obtener rentabilidad a corto plazo, es pan para hoy y hambre para mañana. Como cuando se reduce la calidad para incrementar los beneficios y, mientras, se destruye la reputación que favorecía precios más altos.
Responder un Sí aunque no tengas claridad o comprometerse con algo aunque no tengas garantías de que puedas cumplir con lo que prometes son estrategias que terminan dejando a la deriva un sueño. Implican poner un precio a lo que te hace único para finalmente hacer que desaparezca. Las ilusiones quedan anuladas por haberse dejado eclipsar por un concepto de éxito equivocado.
Dejamos a la deriva un sueño por poner un precio a lo que nos hace únicos.
Determinación
Etimología
El vocablo terminare (“poner límites” o “poner fin”).
Más el sufijo -ción (acción y efecto)
Por lo que puede comprenderse como la disposición a darle fin a las cosas, hacer que se cumplan o expresar con precisión.
Tratando de ser especial para alcanzar la fama
Buscas ser diferente o el primero para destacar pero te comparas con los demás para ver qué funciona. En el camino, te olvidas de lo que es importante para ti. Y, mientras, gastas tiempo en lo que otros piensan de la imagen que proyectas. A estas alturas, ya te has perdido.
La paradoja es que cuanto más esencia eres, más difícil eres de copiar. A más honestidad contigo, más fiable es lo que entregas a los demás. Y a mayor fiabilidad, mayor poder de atracción tienes. De esta manera, destacas porque eres real en un ambiente de mucha apariencia.
En los nuevos tiempos, ya no sirve eso de que unos ganan y otros pierden. Ni se trata de fingir ser especial porque nuestra naturaleza ya nos hace únicos. Y no compites lo mismo que no lo hacen las flores o las estrellas.
No has de ser diferente a quien eres porque si te atreves a ser tú, te saldrás de “lo normal” (por ser poco saludable emocionalmente). No has de dominar ni ser experto porque no hay ninguna batalla. Sólo te muestras tal y como eres, y gusta. Te compartes y muestras lo que aprendiste y lo que sigues curioseando.
Las personas son fáciles de camelar con palabras como cliente exclusivo, vip, único para ti o sólo para miembros de un club privado o selecto. Los «elegidos» o los «preferidos» necesitan del postureo para dejar de sentirse anónimos y subir su autoestima. Son «esclavos de la fama» y víctimas de la necesidad de notoriedad. Precisan sentirse visibles o interesantes. Tener acceso a lo restringido o prohibido les sube la dopamina y su autoconcepto temporalmente. Mientras logras vender tu libro gracias a «causar una buena impresión y cumplir los deseos de otros», te garantizo que cosecharás un éxito que te dejará vacío. Y lo entrecomillo porque ni satisfaces sus verdaderos anhelos ni muestras tus cualidades y habilidades.
Importante, diferente, exclusivo, vip, selecto, el primero, especial,… Cuantas más etiquetas te pongas, más difícil te será llegar a la abundancia. Eliminar los especialismos libera y es garantía de un éxito con sentido.
Las críticas envenenadas como precio a pagar por el éxito
Te propones que no lleguen a tus oídos porque te dices que son destructivas. Ves que el otro te desprecia pero no atiendes a lo que está sucediendo en lo profundo. Das por hecho que las críticas forman parte del camino al éxito pero no te planteas por qué ves venero en esas palabras en lugar de desilusión, miedo o tristeza. Plantéate que quizás estás creciendo en mecanismos de protección en lugar de en humanidad.
¿Los haters son parte del éxito? Quizás ésta no es la pregunta que da una respuesta. Pregúntate más bien: «¿Es necesario tener fans para triunfar?»
Ser objeto de admiración de otros te convierte en un materia sin alma. La popularidad arrastra a los infiernos a quien juega a ser Dios porque termina siendo una víctima de las expectativas que sembró.
Consigues el éxito y todos te miran porque eres la cara visible de algo más grande pero puede que olvides ser humilde y agradecido con los que lo hicieron posible. Pierdes el rumbo si no a atiendes a que quienes comparten tu visión no son tus seguidores sino tus compañeros de viaje.
Además, con las palabras, no te pueden dañar pero sí pueden activarte heridas que ya estaban ahí y que te conectan con tus dudas sobre tu valía. Las experiencias con otras personas, a las que puede que llames tóxicas, pueden ayudarte a hacer consciente lo que ya estaba. Son oportunidades para echar agua oxigenada y sanar.
“Fue un deporte público burlarse de mí durante 25 años. He sido culpada y avergonzada, y me he culpado y avergonzado.”
Fan
Etimología
Fanatic procede del latín fanaticus
que significa "inspirado por Dios".
La popularidad arrastra a los infiernos a quien juega a ser Dios porque termina siendo una víctima de las expectativas que sembró.
Sus números eran escandalosos: 40 millones de oyentes mensuales en Spotify, una de las personas menores de 30 años más influyentes del mundo según la revista Forbes, contratos millonarios con Nike y entradas agotadas en cada concierto que hacía.
Este rapero era conocido por generar caos y desorden en cada una de sus actuaciones. Pero, en Noviembre de 2021, en el festival Astroworld, en su ciudad natal, las reacciones de sus fans se le fueron de las manos.
Querían llegar lo más cerca del escenario para verle, lo que ocasionó que la multitud se comprimiera y que causara diez muertos por asfixia, entre ellos, dos niños, y miles de heridos.
Nadie asumió cargos criminales ni responsabilidades penales pero este acontecimiento generó que cambiaran rotundamente los protocolos de seguridad para evitar futuras tragedias y los efectos secundarios se llevan en el corazón.
El dinero como destino mientras se cae en las trampas del éxito
Cuando no tenemos sanadas nuestras heridas de la infancia, las carencias que tenemos las tratamos de llenar por medio de bienes materiales. Un coche, una casa, un restaurante, un viaje,.. Tomamos acción con el objetivo de lograr lo que sea que tengamos en mente. El dinero es el fin. Si lo logras, te sientes el mejor. Sube la dopamina. Sienta bien ganar pero este placer es efímero. Mejora el concepto de nosotros mismos por conseguirlo. Y queremos repetir la experiencia. Luego nos ponemos nuevos objetivos. Lograr metas cada vez más grandes nos sube la testosterona. Aquí nos podemos volver obsesivos y egocéntricos. Y nuestro valor empieza a depender por factores externos: Por lo que sé, por lo que obtengo o por lo que tengo. Ya no depende de lo que somos. Nuestra autenticidad se aparca y nuestra autoestima está condicionada. Ahora es cuando nos olvidarnos incluso de nuestros valores y de la empatía.
Mientras nos ignoramos, la amígdala toma el control y el dinero empieza a reducir el bienestar emocional.
Desde las heridas, necesitamos ser propietarios. Con el corazón sano, buscamos lo que nos genera paz y reduzca los problemas. Accediendo al uso en lugar de a la propiedad porque así compramos vida.
Utilizar el dinero como un medio cuando satisfaces deseos reales y duraderos genera que el placer comience a partir de que lo obtienes porque consigue eliminar una necesidad. No es creador de nuevas. No es fuente de esclavitud ni una carga.
Desde el mundo, alcanzó lo más alto. Su belleza creó fascinación y la catapultó al éxito. Sin embargo, sus decisiones hicieron evidente su salud mental.
Se casa con 16 años para salir del orfanato en el que vivía. Empieza a posar como modelo por casualidad y ve una oportunidad para seguir adelante sola así que se divorcia. Se traslada a Hollywood para seguir sacando partido de su imagen y se somete a varias cirugías para darle al público lo que quería: "una rubia inocente". Se hace famosa gracias a que salen a la luz unas fotos en las que había posado desnuda y aprovecha el momento para incidir en su personaje mostrándose indefensa. Ahí se convierte en un símbolo de liberación sexual. Pero, según fue ascendiendo, su vida se convirtió en un infierno.
Aprendió a utilizar su belleza para lograr alcanzar sus deseos pero otros hicieron lo mismo con ella. Hizo ganar mucho dinero a otras personas mientras ella era mal pagada. Al final, se convirtió en un producto que consumir.
Imposición de la seriedad por la presión del triunfo
«Somos una empresa seria»- alardeas. Desde esta perspectiva, las sonrisas muestran inmadurez y escasa productividad. El traje y la corbata son marca de solemnidad y responsabilidad. Los resultados no se toman a la ligera y, con los números, no se puede bromear. Hay que luchar, conquistar, revelarse, salvar, sacrificar, combatir, atacar, batallear, pelear, derrotar y defendernos de las amenazas. El trabajo es el trabajo. Y después está el ocio y el placer. No se puede perder el tiempo.
Los negocios giran en torno a estrategias utilizadas en las guerras. De ahí, su discurso. IBM tenía hasta un himno. Pero para ver la chispa de la vida, se precisa caminar con calma. Observar, experimentar, fluir, jugar, inventar, imaginar, crear, proponer… Sin presiones se soluciona mejor.
La gente alegre a veces es considerada como ingenua, superficial o falsa. Pero cuando te dedicas a lo que te apasiona y favoreces con ello el mundo en el que crees, lo llamas trabajo no porque te lo parezca sino para que te tomen en serio. Pero tienes claro que las buenas soluciones también empiezan con una tontería que se te ha ocurrido.
El tiempo es oro para ser más rápido que la competencia. Falta tiempo para todo lo que hay que hacer. Por eso, corremos y hacemos deprisa tareas importantes que eran para ayer. La informática e internet nos permiten hacer más en menos tiempo pero aún tenemos la sensación de que es un bien escaso.
Ahora las empresas pueden abaratar precios y reducir plantilla para que, los que continúen en el juego, sigan compitiendo acelerados. Siempre analizando cómo sacar ventaja. En multitasking. La agenda nos persigue. Con esta dinámica, es complicado estar de buen humor.
Cuando tenemos tiempo libre, estamos demasiado agotados para disfrutarlo o no tenemos ganas de pensar. Por eso, optamos por consumir. Dejamos en manos de otros que nos entretengan con productos enlatados en los que podemos permanecer pasivos. Sin nada que compartir ni que aportar y, a poder ser, sin demasiada interacción social. Nos cuesta ser iniciadores de espontaneidad y creatividad.
Los plazos de entrega son literalmente líneas de muerte (deadline). Así que como para pensar en echar la siesta reduciendo las citas pendientes. Se ha de cumplir aunque eso implique estar varios días sin dormir. Para llevarlo a cabo, el discurso interno es que la situación es temporal.
No te puedes distraer porque los demás van dos pasos detrás de ti. Luego pararte a disfrutarlo no es una buena opción. Sólo triunfas si vas por delante así que toca correr. Siempre en la vanguardia para que los que copien imiten algo obsoleto.
Lo contradictorio es que después terminas dándote cuenta de que desperdiciaste tu tiempo por no atender nunca a esa vocecita que te decía que te faltaba algo. Puede que te muevas mucho y estés muy ocupado precisamente para evitar el cambio.
Si fueras más lento comprobarías que los momentos que valen se degustan y quieres que duren más. Deseas invertir el máximo tiempo posible en ellos. En tu caso, salir de la zona de confort implica frenar el ritmo y dejarte llevar por los impulsos. Seguir una inspiración o una corazonada y bajarla a Tierra.
Se supone que debemos aprovechar las oportunidades que nos surjan. Pero ponemos mal el foco. Acostumbramos a buscar un beneficio externo como por ejemplo bienes materiales, dinero o reputación. Y no prestamos atención al beneficio interno: lo que favorece que nuestros corazones heridos sanen y se abran al amor.
Desaprovechamos las oportunidades de sanar nuestros corazones y abrirnos al amor.
Riqueza
Etimología
Generando desequilibrios en el ascenso al éxito
No tiene nada de malo sudar. De hecho, es buenísimo para la piel. Pero si lo haces mientras tomas decisiones que no te tienen en cuenta, estarás generando desequilibrios que se verán reflejados en tu día a día. Así, el concepto de éxito que logres estará cojo.
Deseas crear un mundo mejor pero, en tu planteamiento de empresa, no tienes en cuenta eso que quieres cambiar de la sociedad. A veces incluso te saltas tus valores para obtener beneficios o no te respetas a ti mismo sacrificándote y, para compensar tu malestar, después entregas fondos para fines sociales.
En el afán de comernos el mundo, actuamos según lo que funciona en el mercado, pero no nos detenemos a preguntarnos: «¿Es válido para mí y para colaborar en ese mundo en el que creo?». En su lugar, creo un personaje que se adapte a esa realidad de moda y trato de tener dos personalidades: Una en lo profesional y otra en lo personal. Pero termina generando desequilibrios en mi vida. Enumero algunos ejemplos:
- Estás rodeado de gente que te idolatra pero sientes tremendamente la soledad.
- Algún ser querido y de plena confianza te rechaza o te traiciona hasta el punto de generarte daño físico.
- Tus hijos te muestran con sus actos tu manera de comportarte y pagas las consecuencias de lo que les enseñaste.
- Enfermas o mueres a consecuencia de tus decisiones incoherentes persistentes.
- Acumulas bienes para tener poder y te ocurre algo que te demuestra que eres vulnerable a pesar de tu dinero.
- En el fin de tus dias, compruebas que no tienes ningún heredero biológico al que quieras dejar tu fortuna acumulada.
Aunque trates de justificar tus mentiras, ellas te alejan de lo que te mereces. La doblez interna genera un ruido imposible de acallar. Puede que consigas los números pero es probable que te sientas vacío. Quizás obtuviste poder pero no puedes esconderte de tus fantasmas.
Si echas la mirada atrás, perseguiste el sueño de otro que nada tenía que ver contigo y con tu concepto particular de éxito. Te olvidaste de que quien tiene magia no necesita hacer trucos y dejaste de confiar cuando tomabas acción.
Al final, elijas con coherencia o sin ella, la mayor revolución ocurrirá dentro de ti.
Con dolores del pasado, puedes conocer la verdad pero no poder acercarte a ella.
En el año 2000, a John le iba fantástico a nivel de números pero sabía que algo no funcionaba en lo que se refería a las personas.
Un día su mujer le dijo que se estaba perdiendo la infancia de sus hijos y que se iba a arrepentir. Aunque sus palabras le dolieron, sabía que tenía razón. Así que tomó la decisión de irse de viaje con su familia por la ruta 66 en autocaravana. Su siguiente película fue Cars, que hace reflexionar sobre las cosas verdaderamente importantes de la vida.
A pesar de saber la teoría, en 2017, fue denunciado por varias de sus empleadas por acoso sexual, lo que le llevó a ser despedido.
Ambición
Etimología
que significa "rodear, merodear, ir de un lado para otro."
La brújula para un éxito con sentido: Lo principal eres tú
Lo importante no son los demás sino como tú sientes cada vez más amor y menos miedo. Sin sucedáneos. Por eso, es a ti a quien tienes que respetar. Es contigo mismo con quien has de comprometerte. Ha de ser a ti a quien no defraudes. Es a ti a quien tiene que satisfacer.
Así te amarás y cuanto más amor te tengas, más confianza serás capaz de entregar. El amor propio pone conciencia a lo que acontece, y no te lleva al sufrimiento sino a la sabiduría. Con autoestima, no hay un Yo superior o evolucionado que alcanzar porque ya lo eres. Está dentro de ti y lo puedes mostrar en cualquier lugar y momento.
Tu determinación ha de buscar el tesoro que hay dentro de ti. Salir a su encuentro con total desconocimiento de lo que va a provocar ha de ser tu fuente de motivación intrínseca. Hacerse amiga de la incertidumbre es la filosofía adecuada para que la mente está abierta a las infinitas posibilidades.
Cada vez que profundizas en ti, desvelas un miedo nuevo. Cuando te enfrentas a él y lo traspasas, te sientes más libre. Por eso, tienes la experiencia de ser más tú. Así tienes paulatinamente más capacidad de sentir más amor. Y es gratificante. No eres mejor ni peor que antes. No has alcanzado una meta concreta visible de cara a los demás. Todo ocurre dentro de ti. Aunque no mire nadie, tú te das cuenta y sienta bien. Aunque es cierto que esos descubrimientos provocan tarde o temprano una gran alteración en tu vida. Como sin querer.
Abundancia es poder decir muchas veces a lo largo del día «¡Qué guay!» Y que esa sensación te la pueda producir cosas sencillas. Para eso, necesitas tener la conciencia tranquila. Con amor propio, ya te sientes un triunfador por el hecho de existir y no requieres lograr nada para demostrártelo.
Dedicar tiempo a crear es valioso siempre y cuando lo hagas por el placer de dejarte poseer por el amor. Nunca tratando de ser perfecto u para obtener objetivos específicos porque si tomas estas opciones, tu motivación dependerá de algo externo y estará fuera de tu control.
El éxito que sienta bien aparece de maneras insospechadas. Casualmente, te topas con cómo aportar valor. Fijándote en lo básico, en lo esencial, y deshaciendo fórmulas preestablecidas. Buscas y pretendes algo pero sin conocer el camino exacto. De hecho, la etimología de ambición habla de rodear, de merodear o de ir de un lado para otro. Así se define el talante de las personas afortunadas.
Ser exitoso implica ser ágil, lo que viene a ser lo mismo que no planificar porque cuando estructuras el futuro, es fácil volverse arrogante e inflexible. Si lo piensas, para acceder a un éxito con sentido, se precisa tener una actitud agnóstica porque es la que permite ir más allá de lo experimentado y de lo entendible. Donde surge la magia.